PENÉLOPE GARCÍA
-Una lentejuela sobre
un suelo gris-
Nombre español de canción
de Serrat o de actriz de cine hollywoodense o almodovarense; apellido también
español, de esos que todo el mundo en España suele llevar antes del
otro, del importante; pero ella lo luce solo, con gran dignidad y
protagonismo, quizás porque de donde ella viene no es tan común
como aquí, ya que su nacionalidad es estadounidense.
Esta chica no se apuntó a
tiempo a la campaña de “el estirón”, y no es que le diera por
la bollería industrial ni por la comida basura ni por zamparse una
pizza detrás de otra; ahí tienen a Dexter, tan goloso él, siempre
comiendo donuts o helados, y tan carnívoro, devorando buenos bistecs de carnes
grasientas, y sin embargo tan en forma. Y es que desde bien pequeños
nos han hecho creer que se engorda de comer mucho y sobre todo cierto
tipo de alimentos. Y, digo yo, ¿quién no conoce a gente o tiene
primos que zampan a lo bestia y a todas horas todo tipo de manjares o
porquerías, da igual, ya sea bollería, patatas, paellas, repostería
o filetes empanaos, se inflan a comer y siguen escuchimizados, y tú,
que te pasas la vida a dieta, que si esto engorda, que si lo otro
sube el colesterol, que si aquello lo tengo prohibido... Pero claro,
es que Dexter no para quieto en un sitio..., eso de asesino
en serie debe de ser más efectivo que el Pilates.
En fin, me estoy saliendo
del tema pero donde quería ir a parar es a que, no nos engañemos,
lo que engorda es el ordenador. Pero Penélope sabe llevar sus
kilitos de más con dignidad y hasta con gracia y salero y sabe sacar
partido a sus redondeces y potenciar sus carnosos apéndices con
llamativos colores que solo ella se atreve a combinar, con adornos de
lazos, flores y todo tipo de bisutería que reúne y mezcla en un
mismo look, sin olvidar ese complemento perfecto sin el cual no
podría desempeñar su trabajo, sus gafas graduadas, que luce en un
sinfín de modelos, sexys y fashion todos ellos, a lo largo de las 8
temporadas de Mentes Criminales.
Penélope, a diferencia de
la de la canción de Joan Manuel, no suele llevar un bolso de piel
marrón, no, los suyos son más coloridos, llevan la bandera del
Reino Unido estampada o son de color fucsia o a lunares o con flores
de mil colores, como sus vestidos, sus pendientes o sus collares, los
que hace coincidir con pronunciados escotes y/o chaquetitas ajustadas
tipo bolero de cualquier color imaginable y una melena siempre
cuidada y adornada, en tonalidades que pueden ir desde el cobrizo más
profundo, pasando por el zanahoria, el calabaza o el ginger, hasta
los amarillos dorados o los platinos clarísimos, a menudo con
toques, reflejos o mechas en rosa.
Hasta su currriculum, sí,
por el que consiguió su puesto de encargada de la oficina de
tecnología audiovisual imprescindible en la Unidad de Análisis de
Conducta del FBI en Quantico, lo rellenó en papel color rosa.
Sin duda Penélope es
diferente a todos los demás compañeros o compañeras de la unidad
donde trabaja y no es que entre ellos se parezcan, pues forman un
grupo de lo más heterogéneo y variopinto, en el que destacan frikis
de de todo tipo y nivel, pues cada uno de sus componentes tiene
alguna rareza en su personalidad, para qué nos vamos a engañar;
pero ella, Penélope, es la más llamativa a simple vista.
Penélope es eficiente y
cumplidora, poseedora de una gran espíritu responsable en su
cometido hasta el punto de que muchas veces se siente agobiada o
desbordada y, ante la importancia o gravedad de los casos que ha de
resolver su equipo, en los que, la mayoría de las veces, hay
víctimas que se encuentran en momentos críticos y a las que se
impone salvar de inmediato antes de que puedan ser asesinadas o sigan
sufriendo más cautiverio o torturas, ella se siente tan abrumada por
la responsabilidad que se muestra nerviosa, aturullada y ofuscada en
exceso, cuando lo cierto es que siempre da con la información
necesaria y pertinente a tiempo y de manera eficaz. Le falta
seguridad en sí misma y es, pienso, porque no se encuentra a la
altura de unos compañeros, que están adiestrados para cometidos
para los que se requieren ciertas dotes de superman o
superwoman, de medio héroes intrépidos y sin miedo a la
violencia, a la crueldad o a las situaciones de peligro. Ella solo es
informática, muy buena en su trabajo y eso lo sabe, lo potencia y lo
exhibe, pero no tiene los suficientes reflejos, dominio de sí ni
sangre fría para encontrar, con el aplomo necesario, unos datos por
los que sabe perfectamente que depende la vida de una persona. Así
que a menudo vemos a Penélope hecha un manojo de nervios, con un
apuro del demonio y una expresión de ir a darle un patatús de un
momento a otro. Penélope no soporta visualizar imágenes de
torturas, cadáveres ensangrentados o mutilaciones, sin embargo es
la mejor (como le dice su gran amigo y compañero Derek Morgan)
encontrando datos, con una rapidez pasmosa, que son de incalculable
ayuda para sus compañeros en sus cometidos, en los que se impone la
acción veloz y decisiva.
Pero vemos en esta chica
alguna peculiaridad de su carácter que la hace diferente a la
mayoría de heroínas televisivas de ficción. Hay algo que es innato
en ella y nada tiene que ver con las características del grupo en el
que desempeña su trabajo para el FBI, en el que se pueda sentir
inferior por esa falta de intrepidez o predisposición para el
riesgo, no, ella ya venía así de serie, ¿tal vez debido a sus
kilitos de más? No conocemos cómo fue su adolescencia pero la
podemos imaginar. Sin embargo Penélope es una superwoman en lo que a
informática se refiere y es una superwoman en relación a lo que ha
aprendido a potenciar de ella misma en detrimento de aquellas otras
cosas que quizás no le gusten de sí misma.
García no es fea pero mucho
menos una belleza, García no está demasiado obesa pero es una chica
gordita, García no tiene unas facciones armoniosas pero se sabe
sacar partido a su rostro, al que otorga personalidad con sus gafas
de ver. Por eso García aprendió desde bien joven a hacer que se
fijaran en ella, a destacar lo mejor de su cuerpo, a alegrar su
imagen con los colores y los ornamentos, a compensar su poco
agraciado físico con elementos que dan vida y color y que otorgan
optimismo y elevan las endorfinas; porque, aunque Penélope en
ocasiones se siente apocada, hay que reconocer que es un soplo de
brisa fresca, un buquet de aromas campestres, un chute de optimismo y
una caricia afable para sus agotados y a veces destruidos compañeros.
De igual manera ella
aprendió a potenciar su falta de empuje y valentía estudiando y
preparándose a conciencia penetrando los entresijos y los misterios
de la informática. García no es lanzada ni intrépida pero maneja
como nadie su ordenador y es capaz de introducirse virtualmente donde
sea, hasta en el mismísmo Pentágono, según ella, mientras juega
online una partida de poker o alguno de esos juego de rol de los que
le encantan.
Ella cae bien y es querida
por todos sus compañeros, aunque algunos, los más veteranos, creo
que no la entienden y la ven un poco como un bicho raro, aunque está
claro que sienten aprecio por ella y no solo eso sino que reconocen
su trabajo y su función dentro de las necesidades de tan peculiar
equipo. Y es que ella no es solo una “secretaria” eficiente, es,
en ocasiones, como la hermana mayor o incluso la mamá protectora y
cariñosa a la que se le pueden contar las penas y sabe escuchar,
consolar u ofrecer un mimo o un gesto de afecto verdadero.
Aunque se lleva bien y
existe buen rollito con todos y cada uno de sus compañeros, con cada
cual dentro de lo que las circunstancias o la idiosincrasia de cada
uno permite, su relación con Derek es algo muy especial. Entre ambos
surgió desde el principio una especie de rara atracción, de esas
que surgen de manera natural entre los polos opuestos o que obedecen
a ese dicho que reza que los extremos se tocan, y es que quizás, a
mi modo de ver, creo que es entre estos dos personajes de los que
componen el grupo de la Unidad de Análisis de Conducta, en los que
se dan más diferencias cuantitativas y cualitativas. Son como dos
seres de galaxias diferentes pero al mismo tiempo algo así como la
leyenda de las almas gemelas, como si ambos provinieran de un alma
común que se dividiera en dos para tomar una un cuerpo de hombre
negro fuerte y vigoroso, osado y valeroso, provisto de un físico
perfecto de rasgos africanos fuertes y masculinos e incluso algo
salvajes, un hombre seguro de sí mismo, intrépido y capaz de darlo
todo sin reserva por el cumplimiento de su deber y la salvación de
las víctimas, un hombre cuyo físico está al servicio de su
trabajo, un hombre para nada vanidoso ni insustancial. Pero Derek,
cuya imagen podría destacarnos la idea de la fuerza bruta o la
potencia física, en detrimento de la espiritualidad o la
intelectualidad, es un hombre también profundo y sensible y por ello
ha sabido captar a la perfección esos matices que son los que le
atraen de su compañera, la otra mitad del alma común, una mujer de
aspecto frágil, femenino, delicado, exuberante, maternal, llamativo,
colorista, de piel pálida, de rasgos anglosajones, de cabello claro
y de actitud afectiva, a la que intenta siempre proteger, animar y
potenciar su autoestima, impidiendo que se hunda o se sienta
desbordada cuando las circunstancias son algo adversas, animándola
siempre para que confíe en su potencial y en sus cualidades como
mujer. Por eso Morgan suele dirigirse a García llamándola "preciosa".
La relación entre Penélope
García y Derek Morgan se caracteriza por un juego pintoresco de
hermanos, un coqueteo inocente entre macho y hembra sin otro fin que
el de la mutua camaradería, una apuesta por hacerse la vida y el
trabajo más fácil y ameno y una nota de color y picardía. Un
aliciente desenfadado en medio de unas historias truculentas, penosas
y trágicas propias de los ambientes de crímenes, criminales,
víctimas y fuerzas del orden, con lo que eso conlleva de
desmoralizante, de humillante y de inhumano, que hace que esta
estupenda serie policiaca no nos obligue a irnos del todo a la cama
con el mal sabor de la maldad de la que los humanos somos capaces.
V. E.
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