Angelitos negros
-Trivette y Robinette-
Lo
confieso, hay tardes que me las paso pegada a Nitro. No sé si será
el caso de alguien que me lea, pero si a alguien se le ha ocurrido
pasar la tarde de algún día cualquiera entre el lunes y el viernes
con la tele encendida en el canal correspondiente a la cadena Nitro
habrá podido observar que dos de nuestros acompañantes habituales
de ficción curiosamente comparten apellidos de origen francés de
fonética semejante, ambos con la terminación ette, cuyo
sonido resulta en et, ellos
son Robinette y Trivette, o sea, dicho en español, Robinet y Trivet.
Pero
estos dos prototipos de ayudantes del prota comparten mucho más que
un apellido parecido. Ambos ponen una nota de color en dos de las
series estrella de las tardes de Nitro, Ley y Orden, la
original, y Walker
Texas Ranger, que ¿casualmente?
se emiten consecutivamente.
Ambos son segundones, fieles, leales, obedientes, respetuosos con sus
superiores, imprescindibles, se toman su trabajo en serio y
proporcionan a sus jefes una compañía que no tiene precio. Pero es
que, para colmo de perfecciones, son altos, guapos, jóvenes,
atractivos, cuerpazos, vamos, que da gusto verlos. Pero no queda ahí
la cosa, no, es que además ofrecen un contrapunto que considero
importante estéticamente hablando, que es el del color. Ellos tienen
la piel del color del ébano y ambos contrastan a la perfección con
sus correspondientes jefes, sonrosados ellos, pelirrojillos, uno más
que el otro, y vehementes, ambos, en la consecución de sus
respectivas tareas, la de ranger de Texas, uno, Cordell Walker, y la
de ayudante del fiscal del distrito otro, Benjamin Stone. Pero habrá
ocasión, espero, de hablar de cada uno de estos personajes bien
diferenciados, aparte de esas pequeñas semejanzas, empezando por los
actores que los encarnan, para mi gusto, un magnífico actor y no
peor músico de jazz, Michael Moriarty, y otro pésimo y campeón de
Kárate, Chuck Norris.
Pero volvamos a nuestros personajes de hoy, los negrazos Trivette y
Robinette, o James y Paul. No sé, por lo que a mí respecta en
cuanto al sonido de esos apellidos, me transmiten un cierto
sentido..., ¿cómo diría?, entre cómico y despectivo. Sin embargo
me gustaría analizar los temperamentos y la imagen de estos dos
personajes.
Trivette (Clarence Gilyard) con un cierto aire a Denzel Washington,
unos negros ojos profundos y brillantes y una perfecta dentadura
blanca (¿por qué los negros tendrán los dientes tan blancos?) es
un cachondo -en la segunda acepción de la palabra-, un tío bromista
e ingenuo, propenso, más que a hacer reír con sus gracias, a que
sus compañeros se rían con él, de él y a su costa. Creo que le
pega su apellido aunque no sé si tiene algún significado en
concreto. Trivette es un buenazo, en definitiva, amigo de sus amigos,
cumplidor de su cometido como ranger de Texas, y baluarte viviente de
los valores propios de estos patriotas americanos que, a mi modo de
ver, son como una especie de boy scouts, a saber, personas con el
cerebro lavado y que el detergente les llegó también al corazón, o
sea, luchadores natos, transmisores de valores, valientes y
arriesgados, defensores a ultranza de la ley y protectores de los
débiles o de las víctimas. Son hombres que no dudan en ejercer la
violencia cuando es necesario pero que conservan un corazón limpio y
puro. En definitiva, auténticos personajes de ficción.
Por el contrario, Robinette (Richard Brooks), con unos perfectos
rasgos africanos, a pesar de su llamativo aspecto debido al peculiar
corte de pelo a lo Grace Jones, que más le haría parecer una
estrella del rock que un ayudante del fiscal, es un hombre bastante
serio, rígido, profesional, comedido, que sabe guardar la
compostura, mano derecha imprescindible de Benjamin Stone (primer
ayudante del fiscal), defensor de la ley y el orden y ferviente
luchador en la batalla por hacer que se ejerza la justicia. Este
personaje, si bien pertenece también a la ficción, creo que se basa
en una imagen más realista en cuanto al papel que desempeña. No es
el protagonista, por tanto no destaca, pero como ayudante ofrece un
apoyo de gran valor en la fiscalía; sin embargo, en multitud de
ocasiones se ve envuelto en alguna trama donde la problemática del
racismo lo tacha de traidor pues, no podemos obviar que en el
ambiente donde transcurren los episodios de Ley y Orden, casi siempre
los negros pertenecen a una escala social más baja que los blancos y
en los barrios negros o donde abundan los inmigrantes, suele darse
más delincuencia que en los pertenecientes a blancos, de manera que
esa escala social a menudo entra en conflicto con los representantes
de la justicia, quedando en el lugar de los perdedores, lo cual hace
que la imagen que da este hombre resulte bastante ambigua.
Trivette camina con aire fanfarrón pero desenfadado a la vez, aunque
sin llegar a la campechanía; más bien intenta una pose, intenta
aparentar un perfil de hombre duro mientras que lo que en realidad
hace es mostrar su ingenua predisposición. Robinette, por el
contrario, siempre comedido, siempre sobrio y con una elegancia
natural, se muestra con seguridad, desprovisto de alardes
innecesarios. Lo llamativo de su corte de pelo cepillo contrasta con
la sobriedad y la naturalidad con que desempeña su cargo.
Dos profesionales de serie, dos hombres guapos de piel oscura, dos
personajes televisivos para los adictos o más bien adictas... No sé
por qué me han hecho recordar aquella mítica canción de Machín y
los he imaginado revoloteando por mi estancia como un par de putti
regordetes escapados de un cuadro renacentista.
V.
E.
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