El papá de Huesos versus el papá de Alex
No, no es de Padre de
familia ni de Cómo
conocí a vuestra madre, ni de
American Dad o
Dos hombres y medio o alguna de
esas series protagonizadas por familias o sus miembros, ni siquiera
de Los Simpson, de lo que les quería hablar hoy, es, sin embargo, de
esos otros padres televisivos famosos, bueno, que se hicieron famosos
en su tiempo, y no por padres precisamente, aunque también lo
fueran, y ahora se dedican a hacer de progenitores de ficción de
famosas más recientes, apareciendo como estrellas invitadas en
algunos capítulos de series en los que sus hijas en la ficción son
protagonistas, en una oportunidad de recuperar algo de su gloria
perdida de antaño.
Estos padres lo son de
mujeres adultas, hechas y derechas, así que ellos pasan ya de
maduritos interesantes a casi caídos del árbol. Es el caso del
papá de Huesos, de sobra conocida por todos, y del papá de
Alex, la rubia fiscal que acompaña a Walker en todos los capítulos.
Huesos, la doctora
Temperance Brennan, supuestamente fue abandonada siendo adolescente
todavía por sus padres, padre y madre que al parecer eran
delincuentes y tuvieron que cambiarse los nombres y la identidad para
poder huir de la justicia. Al cabo de los años mil, cuando Brennan
es una prestigiosa antropóloga forense y famosa escritora de best
sellers de suspense, su padre, Max Keenan, reaparece con una
truculenta, embarazosa y descabellada problemática y se une a las
historias del Jeffersonian durante algunos capítulos en los que
intenta recuperar el amor y la confianza perdidos de su hija y
demostrarle que, si bien es un truhán y un homicida, no es malo del
todo..., al menos es simpático. En fin, lo que tiene esta serie es
que no se toman en serio ni ellos mismos y, con el pretexto de
resolver crímenes, se dedican a mostrarnos porquerías de muertos y
enredos de lo más absurdo entre vivos, convirtiéndose de serie
policiaca y de suspense en tratado psicológico descabellado.
Por esta regla de tres, el
personaje de Max Keenan tiene cabida en esta especie de museo de cera
de monstruos vivientes que se parodian a sí mismos, mostrándonos un
personaje patético, decadente y hasta ridículo (pero esa es la
gracia o tónica general de la serie), que intenta ser tierno y
amoroso ante la frialdad y el aparente desapego de su hija
Temperance, rara mujer a la que nunca terminaremos de conocer.

Ryan
O'Neal ha debido, casi 40 años después, venir al Jeffersonian para
reconocer con su actitud que cuando se mete la pata lo mejor es decir
“lo siento”, y
justamente en ese sentir van implícitos los sentimientos (aunque
suene a perogrullada).
Otro que
debe arrepentirse de su equivocado proceder durante algunos años en
los que ha tenido abandonada a su hija a cambio del alcohol es el
abogado Gordon Cahill, padre de la ayudante del fiscal Alex Cahill,
la inseparable rubia acompañante de Walker.
El papel del viejo y redento letrado Gordon Cahill está interpretado por el antaño atractivo actor Rod Taylor, galán que solía encarnar a tipos seductores y un tanto sinvergüenzas y que fue el afortunado partenaire de Tippi Hedren (la suegra de Antonio Banderas, para los jóvenes que no conozcan a los actores y actrices de aquella época) en el famoso y emblemático film de Hitchcock Los pájaros y que años más tarde, incluso después de su intervención en Walker Texas Ranger, tuvo su momento de gloria madura encarnando a Winston Churchill por obra y gracia de Quentin Tarantino en su fabulosa Inglourious
Basterds (Malditos Bastardos en España).
Tanto
Taylor como O'Neal han encarnado otros muchos papeles a lo largo de
su carrera artística, sin embargo, “a la vejez viruela”, han
tenido que ser de alguna manera rescatados de su letargo ya que su
encasillamiento de jóvenes en papeles de galán, aunque de tipología
muy diferente entre ambos, los sumió por bastante tiempo en el
olvido y el ostracismo a pesar de que no dejaron de trabajar aunque
en papeles donde no brillaron mucho, más bien en series televisivas
en las décadas de los 80 y 90.
Pero de
justicia es que haga mención aquí a otros roles importantes en la
carrera de O'Neal: el del truhán Moses Pray, en la película de
Bogdanovich Luna de Papel, junto a su hija auténtica, la
jovencísima Tatum O'Neal (9 años de edad), que obtuvo por la misma
un Oscar a la mejor secundaria, un Globo de Oro y un David di
Donatello, o el inolvidable Barry Lindon de Kubrick, y otros
dos junto a la inigualable Barbra Streisand en sendas divertidísimas
películas, la estupenda ¿Qué me pasa doctor?, también de
Bogdanovich, y otra más flojilla pero para mí también muy
divertida, Combate de fondo, cuya estrella, sin duda, en
ambas, fue una genial Streisand.
Por su
parte Rod Taylor destacó en algunos papeles que le proporcionaron
cierta fama en la gran pantalla, como pueden ser El árbol de la
vida, de Edward Dymitryk o El tiempo en sus manos, una
producción de ciencia ficción de serie B basada en la novela de H.
G. Wells La máquina del tiempo, en la que encarnaba al propio
Wells como viajero del tiempo, entre otros roles en films como
Intriga en el Gran Hotel o Ladrones de trenes por poner
algunos ejemplos.
Después
de sus respectivas largas carreras cinematográficas en donde no
terminaron de cuajar a pesar de algún que otro éxito temporal, Ryan
O' Neal y Rod Tylor han llegado a papás (o más bien abuelos) en ese
par de series en las que, al menos en España, serán recordados
aunque solo sea por la insaciable repetición de capítulos con que
nos saturan algunas de las principales cadenas televisivas del
momento, Bones y Walker Texas Ranger.
V. E.
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