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Este blog es de carácter lúdico, solo pretende servir de entretenimiento, de expansión, de asueto. Está creado para compartir opiniones, sugerencias, juegos y elucubraciones con aquellas personas cuya afición a las series televisivas conforma en sus vidas un mundo aparte de evasión y fantasía sin necesidad de acudir a cierto tipo de drogas que podrían ser perjudiciales para la salud. Pero, ¡ojo!, ¿quién ha dicho que esta adicción no lo sea...?

El Doctor y Amelia en un bucle

El Doctor y Amelia en un bucle
Geronimoooooooo!!!!!!!!!!!!!!!



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domingo, 20 de enero de 2013

Dexter - Ensalada mixta de spoilers




 


Dexter

(capítulo imaginario)


Ensalada mixta de spoilers”



Al fin LaGuerta, María Esperanza del Alma, La Lagartona, descubre el pastel. Porque esta señora, por mucho aspecto de madame de putiferio, ricachona venida a más o marujona de chalet de lujo que tenga, todo ello combinado al más puro estilo culebrón venezolano por muy cubana que sea ella, ante todo es una profesional, aparte de trepa, de lo más fría y calculadora, y sabe hacer su trabajo.



¿Quién había dicho que Lagarta es tonta? Para nada. Ella hace sus deberes bien hechos. A pesar de que dé la impresión de que ocupa todo el santo día en ocuparse de ella misma (valga la redundancia), de que se tire horas haciendo spining (de no ser así estaría como una foca), o saliendo a diario, recompuesta y peripuesta, del programa Tu estilo a juicio, ella no pierde el tiempo en esas banalidades, no, solo se toma su Activia 0 antes de ir a la cama y al día siguiente ya está como una rosa para ir a trabajar, vestida, makeada, repeinada, entaconada y con todo su oro colgado.

Pero vayamos al tema que nos ocupa. Lagarta ya se ha dado cuenta de que tiene que ir por libre, que con la lieutenant no puede contar, ya que nunca va a llegar a nada, porque la lieutenant, pobrecita, desde bien niña, desde que el niñito Dexter llegó a su casa para ser su hermanito, ella pasó a ocupar un segundo lugar que siempre la acompañará a donde vaya. Y no sería tan malo lo del segundo lugar, pues hay mucha gente que viene ocupando el tercero, cuarto, quinto y hasta el vigésimo segundo, como nuestro resignado Pedro de la Rosa. Pero este hombre lo lleva muy bien, ella no, ella es una desgraciada, porque siempre se enamora de quien no debe, y lo sufre todo tanto, lo vive todo tan profundamente, pero es que hay que reconocer que todo lo peor le pasa a ella.

Y ahora, una vez que se ha dado cuenta de que está enamorada de su hermano, ¿cómo va ella a poder denunciarlo? ¡Eso es imposible!. Pero si siempre lo protegió desde pequeño, si siempre dio la cara por él, si siempre se sacrificó por él... Y es que ella se ve a sí misma como un personaje de tragedia griega... ¡Enamorarse de su propio hermano!, bufff, ¡¿cómo ha podido caer tan bajo?! No, ¡por Dios!, no seamos tan mal pensados..., si es que nos encanta eso de enjuiciar a los demás. Si ni siquiera son hermanastros... Bueno, no sé, en realidad no sé cómo se llama el parentesco entre dos niños que son hijos de una misma pareja de padre y madre pero uno de ellos es adoptivo, vamos, que no llevan ni una gota de sangre que se parezca, nada de ADN en común, nada de herencia genética compartida, nada de nada; si ustedes les encuentran algún rasgo físico parecido es por aquello de que con el roce todos acaban pareciéndose. Eso pasa hasta en las mejores familias, yo he conocido un montón de parejas de novios eternos que parecían totalmente hermanos, por no hablar de todos aquellos que tienen los mismos rasgos faciales que su perro.

O sea, que las familias reales (no me refiero a verdaderas sino a monárquicas), entre parentescos de primos, se acogen al lema “cuanto más primo más me arrimo”, y no les importa casarse entre ellos y procrear hijos tontitos, y ahora, Debra Morgan, la lieutenant, se anda con estos escrúpulos...
Pero hija..., si lo que te pasa es que estás confusa..., ¿todavía no te has dado cuenta de que lo tuyo solo es amor fraternal desinteresado, de ese que te inculcaron desde pequeña, desde que entró Dexter en tu casa y lo colocaron delante de ti para siempre haciendo que todo girara alrededor suyo? ¿No te has dado cuenta de que la psicóloga, como buena psicóloga, lo que quería era confundirte para...?, bueno, ya se sabe para qué, para no quedarse sin trabajo.

Y volviendo a las pesquisas de Lagarta, ella, que es tan cuca y se da cuenta de las limitaciones de su lieutenant, ha tenido que buscar ayudas en otro lado. Ay Debra, qué poquita cosa eres a pesar de lo heroína, osada y lanzada, pero no piensas... Resulta que inhumas un cadáver y aparece en los puros huesos y tú te ahogas en un vaso de agua, ¿y qué querías, hija?, ¿acaso pensabas que se iba a estar alimentando de raíces y de gusanos?, pero si estaba muerto, y los muertos no comen.
Ahora te encuentras frente a un esqueleto y ya no sabes qué hacer, ya no puedes comprobar si lo envenenaron en vida o murió de un infarto...¡Pues llama al Jeffersonian...! es que no tienes recursos, ¡a Huesos, hija, que para eso está!.

Pero Lagarta sí que sabía a quien acudir... Bueno, ya sabemos que a ella le gustan más latinos y morenazos, pero si se presenta la ocasión tampoco le va a hacer ascos a un pelirrojo. Así que, ni corta ni perezosa, se ha hecho la encontradiza con Horatio, el de CSI, por supuesto, que ella sabe dónde buscar.

Total, ¡la tragedia ha hecho su aparición!. Dexter, por fin, está detenido y acusado en toda regla de ser un asesino en serie. ¡Qué desgracia, Dios mío!, la de bocas que se van a quedar sin alimentar, la de corazones rotos que van a sufrir, la de criminales sueltos que se van a quedar en la calle haciendo de las suyas, la de asesinos impunes...

El primero que sufre un shock, yo diría que anafiláctico (no porque venga al caso sino porque me parece que suena bien), es el bueno de Ángel Batista... Ahora que había encontrado su verdadera vocación, ahora que se sentía en su salsa, nunca mejor dicho, como flamante propietario de un restaurante familiar que comenzaba a ir viento en popa, el pobre ha cogido una depresión de esas que son para toda la vida.
Y claro, en consecuencia lógica, el restaurante ha comenzado a irse a pique..., ya nadie es capaz de regentarlo como Dios manda. Las lechugas de la ensalada, marrones, las patatas carbonizadas, la carne hecha chicle, el pescado como recién pescado (de nuevo valga la redundancia), pero no en el mar sino en algún contenedor de basura... Y los empleados..., unos que no se hablan, se comunican tirándose de los pelos, otros que lo hacen a gritos, y los que quedan, con la cara llena de tiritas y algún que otro brazo en cabestrillo.

Pero, menos mal que existe Lagarta, que, sin que se le mueva un solo pelo, es capaz de encontrar solución para todo. Ni corta ni perezosa, y a pesar de que se está tirando a Horatio, ha contactado con el chef Ramsay... Bueno, un problema menos.

Como no podía ser de otra manera y como buen compañero de equipo, como un fiel Massa es de Alonso, o un harto Webber lo es de Vettel, el oriental Masuka, el calvito, también está sufriendo lo indecible. Pero ¿cómo no ha sido capaz de darse cuenta antes...? hubiera podido ayudar a Dexter, pero es que no se había dado cuenta de nada, lo último que hubiera pensado de su compañero es que era un asesino en serie, vamos, que jamás hubiera apostado por ello aunque él mismo lo hubiera visto cometer uno de sus crímenes. Por el momento, a lo que yo sé, está planteándose hacerse el harakiri; total, un poco más de sangre... Ah, pero no, es un personaje tan simpático..., no puede acabar así, ¡que alguien lo salve!


Por supuesto, ¿qué es eso de quitarse la vida? Aún le queda mucho por hacer, debe ser útil a la sociedad, hacer de tripas corazón y sacar el valiente macho que lleva dentro, y para eso ha venido a rescatarlo el mismísimo Chuck Norris, el sin par Texas Ranger, el Walker Texas Ranger auténtico, que no duda en iniciarlo en la disciplina de las ancestrales artes marciales orientales, enseñarle sus mejores llaves de defensa personal y convertirlo en un verdadero guerrero ninja.

Al que se le va a caer el pelo es a Quinn. Si en el fondo no es mal tío, pero, joder, ¡es que mete tanto la pata! Hombre, lo suyo no es tan grave como lo de Dexter, pero un buen paquete sí le va a caer y una patá en el culo que lo sacará despedido de Miami Metro a buen seguro. Pero lo de Dexter, naaa, eso a él ni le inmuta, yo hasta pienso que se alegra, ya saben todos que Dexter no era santo de su devoción.

En cambio, la pobre Debra es la que ya no levantará cabeza el resto de su vida... No, la lieutenant Debra Morgan, hija de Harry Morgan, hermana adoptiva de Dexter Morgan, tiíta de Harrison Morgan, irá a parar con sus huesos (los suyos, no los del cadáver que inhumó) al sanatorio psiquiátrico de Shutter Island, de donde ya no saldrá jamás.




Pero ¿qué va a ser de los pobrecitos Harrison, Cody y Astor? tan desamparados que quedan ahora que sus abuelitos están enfermos y muy mayores y no tienen fuerzas para ocuparse de ellos.
¿Se convertirá Astor en una drogadicta? o/y, lo que es peor, ¿en una prostituta? Y Cody, tan buen niño que parecía ¿qué será de él? ¿se dedicará a asaltar bancos o más bien fundará uno para asaltar a los contribuyentes? Y qué decir de Harrison..., seguro que lleva los genes de la psicopatía.

Pero ahí está Lagarta, que ha pensado en todo; como estos niños están acostumbrados a viajar y a ir de un lado a otro, van a parar a Asistencia Legal de Pittsburgh, una pequeña ciudad del condado de Allegheny, allá por el estado de Pensilvania. No, Transilvania no, Pensilvania, bastante lejos de su casa pero nada que ver con la del conde Drácula; pero en lo de la Asistencia Legal hay gente muy maja, seguro que allí les solucionan sus vidas.

Astor, que es ya más que adolescente y pinta curvas y ademanes de mujer y ya no es capaz de soltar el porro ni para dormir, ¿logrará seducir al bueno de Nick y lo hará perder la condicional por introducirle de lleno en el sórdido mundo de la droga? o, por el contrario, ¿la chica caerá en el regazo de Burton, el anciano padre Fallin que, ante la frustración de no haber procreado una hija, se empeñará en adoptarla?

Cody..., pobrecito..., como es tan mono, seguro que Laurie Solt se lo lleva a participar en un desfile de modelos infantiles de esos que le gustan tanto y donde las criaturitas tienen tantas posibilidades de ser acogidos por familias estupendas.

Lo malo es que Harrison ya lleva incipiente la semilla del parricidio (marricidio diría yo más bien en este caso) y tiene sed de sangre maternal... ¡Pobre Lulú! Estaba cantado que su instinto maternal exacerbado no la conduciría a nada bueno, sin remedio caerá en las garras del pequeño y temible Harrison.


Sí, me cuentan que ya ha salido hacia el aeropuerto de Pittsburgh, en su avión particular, desde su cuartel general en Quantico, estado de Virginia, el equipo de Unidad de Análisis de Conducta del FBI... ¡Pobre Harrison! Ya no tiene escapatoria, con lo pequeño que es aún... Estoy segura de que, el implacable fiscal Benjamin Stone, pondrá a todo el pueblo contra este pequeñín y se empeñará en juzgarlo como si fuera un adulto y, por mucho que se oponga la abogada defensora, Shambala Green, se las arreglará para lavar el cerebro de todos y cada uno de los miembros del jurado y, sin remedio, lo declararán CULPABLE. Brrrrrrr, me dan escalofríos cuando pienso en esa palabra...
Pero es que..., ¡madre mía!, estoy viendo las fotos que tienen clavadas en el panel del cuartel de Quantico y ¡qué horror!, ¡qué carnicería!, supera con creces a las de papá Dexter. Porque lo dicen su ADN y una muela que le ha quedado intacta, si no, es imposible reconocer a Lulú. Tanto que prometía esa chica, tan trabajadora, tan emprendedora, tan responsable ella...¡Pobre Lulú!


Pero este horrendo crimen ha provocado daños colaterales, Penélope García no ha podido resistir la visión de tal horror, que supera en mucho la que ve a diario cuando ella misma se pone ante el espejo una vez se ha colgado todos los adornos del árbol navideño. Si no fuera por su incondicional Dereck Morgan... (no, no me he equivocado, éste es Dereck, no Dexter, y, al menos, que yo sepa, no son familia, ni siquiera de su hermana o hermanastra, éste no creo que se termine pareciendo a ellos ni con el roce); bueno, como decía, este buen chico hace lo inimaginable por subirle la autoestima a Pe, no la Cruz sino la García (la “preciosa”), que aunque ésta es más norteamericana auténtica, tiene un apellido más español que la otra, y si por Dereck fuera, se metería en su cama solo por subirle la moral a la chica.


Pero la pobre no ha podido sobrellevar la visión del macabro ensañamiento cometido por el pequeño Harrison en la persona de Louise Archer, Lulú para los amigos, y se ha tirado 20 horas seguidas vomitando, cabeza dentro de su WC, por lo que ha perdido otros tantos kilos, a kilo por hora vomitada, total, ahora se encuentra en un estado crítico a mitad de camino entre la anorexia y la bulimia. Pero no se preocupen, ella, ante todo es una gafapasta como Dios manda, una friky de la informática (lástima que mataran en su día a Louis Greene, el novio de Jamie Batista, la hermana de Ángel y canguro de Harrison, habrían hecho muy buena pareja, ¿no creen?) y ella no va a dejar tirados a los de su equipo, faltaría más, a eficiente no hay quien la gane.

 

Por fin ha llegado el momento, Dexter se enfrenta, ante la estupefacción de todos los que le quieren y hasta de los que le odian, a la temible silla ecléctica. A no..., me dicen que es eléctrica..., es que yo creía que se llamaba ecléctica porque no tiene un estilo definido.

Solo un milagro..., una ayuda bajada del cielo, será capaz de conseguir librar a nuestro asesino en serie más querido de la silla ecl, digo, eléctrica.
Dicho y hecho. De repente, los allí reunidos, con estupor ante el sonido chirriante que produce, ven descender del mismísimo cielo un artilugio azul, de ese azul profundo del atardecer mediterráneo, también llamado azul Klein, en forma de cabina telefónica de policía británica.


¡Todo solucionado...! por fin Dexter Morgan dejará este mundo terrenal en el que ha sido un incomprendido para dedicarse a surcar espacios celestiales y poder matar a gusto, a diestra y siniestra, a todo tipo de seres nacidos en cualquier galaxia y en cualquier época, ya sea del pasado, del presente o del futuro, desde los malvados daleks, a los que, sin duda, ex ter mi na rá, hasta los peligrosos ángeles llorones, pasando por los hieráticos cybermen o los escurridizos silents... y quién sabe si no será capaz también de cargarse a la paradójica River Song, o Melody Pond, como prefieran, porque no nos olvidemos de que ella, también, es una asesina.


-”Ai am de doctae, and yu?”


-”Ai am Morgan, Dexter Morgan y trabajo para Miami Metro. Doctae ju?”




Epílogo

Alex Drake”

Dicen que Dexter dex ter mi nó a unos cuantos dalecks y que se cargó a 37 silents (lo sé porque son 37 las marcas que en la actualidad lleva en su antebrazo izquierdo) en algunos de sus viajes intergalácticos acompañando al Doctor en su Tardis.

Ahora les ha llegado el momento de tomarse unas pequeñas vacaciones y el Doctor ha decidido darse un paseíto por un pasado no muy lejano de Londres, concretamente por el Londres de los 80s del añorado siglo XX.

Como la Tardis tiene ese mecanismo tan inteligente y se encuentra en un estado tan óptimo que siempre atina el lugar y el minuto exacto donde aterrizar, en esta ocasión lo hace justo en medio de un tiroteo. Dexter y el Doctor corren a guarecerse entre los árboles de Hyde Park mientras ven salir de un Audi Quattro, con actitud chulesca, altanera y amenazadora, a un hombre ataviado con un abrigo color camel, corbata desañilada, guantes negros y botines en punta, que le dedica unas frases de contenido machista y estilo irónico a una mujer joven de aspecto frágil pero resuelta, de vivarachos ojos expectantes, que esconden un halo de profunda nostalgia. La chica, de pelo castaño oscuro alborotado, vestida con unos pitillos negros, una cazadora blanca como la nieve puesta sobre una camisa roja y un par de salones rojos de tacón afilado, intenta escapar del fuego cruzado procurando pasar desapercibida, sin conseguirlo, claro.


Dexter y el Doctor se apresuran a salvarla aun a riesgo de sus propias vidas, pero ella, que es agente de policía y una gran profesional, en lugar de dejarse salvar, va y los detiene a ambos mientras el otro, el malasombra, se apaña como puede con los cacos.

Una vez todos en la comisaría comienzan las discusiones, los dimes y diretes, las malas caras, los “yo te dije” o los “tenías que”, las insinuaciones de tono machista fuera de lugar, la chica policía morena del uniforme azul marino que sale en defensa de la de la chupa blanca, su novio, el rubio guaperas del tupé pero que no vale un pijo, que se une al bando machista, el de las entradas y pelo rizado, que nunca está conforme con nada y siempre que abre la boca mete la pata, y el jefe, el del abrigo camel y los botines horteras, que pretende calmar el gallinero pronunciando un taco dos tonos más altos de lo normal y dando a su vez un golpe en la mesa, y lo consigue, vaya si lo consigue, y es que el hombre tiene un aspecto que hace temblar, aunque luego resulta que no es nadie, que tiene un corazón de los blandos y pierde los calzoncillos y hasta las babas por la del pelo alborotado y la cazadora blanca.

Dexter y el Doctor no tardan mucho en darse cuenta de que la chica no pertenece a esa época y la intentan convencer para sacarla de allí y llevarla en la Tardis al lugar que le corresponde. Pero las cosas no son tan fáciles... Mientras el jefe toma su café y reparte órdenes, Alex, la joven en cuestión, que escenifica un interrogatorio con los dos presos, lo que hace en realidad es intercambiar sus experiencias de vida con las de ellos. Casualmente ella, al igual que Dexter, no puede regresar a su lugar y momento actual porque, como él, está sentenciada a muerte. No, no es que a ella la hayan condenado también a la silla ec eléctrica, es que, en su vida real está en coma debido a un balazo que recibió en la cabeza, debatiéndose entre la vida y la muerte, de manera que su única escapatoria es la de vivir en el pasado, pues, si regresara al presente, podría morir en un futuro.

Pero lo cierto es que hace ya tiempo que en la Tardis no viaja ninguna fémina y el Doctor ya está un poco cansado de compartir aventuras con un psicópata que siempre está sediento de sangre, de manera que, entre ambos, convencen a la chica para que los acompañe durante una temporadita. Así que, en un despiste del jefe Hunt, Alex Drake se enrola en la Tardis para vivir muchas más aventuras de las que allí metida, en un cuchitril de comisaría de barrio londinense a principios de los 80, le serían permitidas. Y es que ella, tan voluntariosa como resignada, tan comprensiva como intransigente, tan apasionada como nostálgica, se merece eso y mucho más.

Así, durante el recibimiento, cuando el Doctor le hace los honores y le explica el funcionamiento de la Tardis mientras ella mira, remira y admira el extraordinario espacio interior de la misma, es el momento oportuno de que Dexter tenga uno de esos bis a bis con su difunto padre, en el que intercambia con él sus pensamientos más profundos, sus insalvables dudas, los ocultos deseos de su oscuro pasajero, mientras el fallecido le da unos cuantos consejos gratuitos.

-¿Por qué su hermana no será como Alex Drake...? tan femenina y a la vez tan valiente y resuelta, tan audaz que es capaz de llevarse de calle a todos sus compañeros de la comisaría incluido el jefe, con esos ojos tan pícaros y su aire ochentero, que con tanto orgullo lleva. Es que su hermana, vale que sea valiente, pero no tiene nada de mano izquierda, ni siquiera es femenina y sin embargo, tan enamoradiza, que siempre acaba víctima de quien menos la merece. Pero Alex..., se las sabe todas para manejar tanto a policías como a delincuentes; eso, claro, cuando no le dan esos delirantes chungos que la sacan de su estado cuerdo y la transportan a mundos paralelos sin necesidad de Tardis; pero, cuando está bien, ¡hay que ver lo bien que está!

Claro que su hermana hace bien en vestir discreta y de oscuro, no es cuestión de ir de blanco por la vida con la de maleantes que hay en Miami. ¿Será que a los británicos les importa más su atuendo que su vida? Porque, mira al Doctor, no se quita la pajarita de su garganta ni para dormir.



-Dexter, vuelve al mundo consciente, que emprendemos de nuevo la marcha y esta vez llevamos una compañera como así lo indican las buenas costumbres tarderianas.

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Spin-0ff

La mano”


Quería contarles algo en lo que quizás ustedes no habían recapacitado en su momento... Recordarán, supongo, aquella famosa mano que circulaba de mano en mano (lo mío son las redundancias, disculpen de nuevo) desde la comisaría de Miami Metro hasta una web de ventas por Internet, donde un caprichoso Louis Greene adquiere para hacerla formar parte de su colección de frikadas, y que luego termina enviando, envuelta como regalo sorpresa, a casa del mismísimo Dexter, la cual era una prueba importante en la investigación del asesino del hielo. Sí, la mano de las uñas pintadas en diferentes colores..., como las solía llevar Laura Moser... ¿Ya caen? Pues bien, resulta que entre tanto lío, entre tanto ir y venir de unos y otros, entre tanto viajecito de la Tardis, corriendo peligro de tropezarse con alguna grieta de esas de las que, si la atraviesas, vaya usted a saber dónde apareces, desde un universo paralelo, pasando por un túnel del tiempo, hasta caer en la nada más absoluta o en el cuarto de baño del vecino del segundo, aunque la casa donde vives no haya tenido nunca más de un solo piso. En fin, ya saben, que por una de esas grietas se podría desaparecer para siempre...

Bien, cuando Lagarta reinició su investigación sobre el carnicero de la Bahía sospechando de Dexter, esa mano volvió a adquirir una gran relevancia. Lagarta logró encontrarla y pidió a Horatio que la analizaran en sus laboratorios del C.S.I., comprobando que, en efecto, se trataba de la misma mano que habían recabado como prueba en el caso del asesino del hielo, cuya desaparición de entre los archivos policiales a Lagarta le hizo enderezar sus antenas y fijar su atención en tal suceso, lo cual le sirvió para afianzar sus sospechas sobre Dexter, ya que había averiguado que ambos, Dexter Morgan y Brian Moser (Ruddy), el asesino del hielo, eran hermanos, hijos de la confidente de Harry, Laura Moser, y que los dos habían sido testigos presenciales del brutal asesinato de su madre.

Avancemos un poco en el tiempo. Dexter ha logrado escapar de la silla ecl, perdón, eléctrica y sabemos que su inseparable compañero de análisis de sangre, el simpático y tontorrón Masuka, ha pillado una depresión de padre y muy señor mío; es en ese momento cuando está planteándose lo del harakiri, recordando los buenos momentos, recordando lo misterioso y callado que era a veces, bueno, siempre, Dexter, recordando también los deliciosos donuts que les solía llevar por las mañanas al departamento, recordando tantas y tantas vivencias..., sus propias bromas, que a nadie de allí hacían gracia, sobre sexo y tías buenas... Pensando en tías buenas..., ¡aquella becaria que estaba tan buena!, ¡fue ella quien robó la mano! Y... esa mano..., misteriosamente había vuelto a su laboratorio.
El calvito no hacía más que darle vueltas a su cabeza con todos esos datos combinados con su idea de quitarse la vida (antes de que Walker llegara para redimirlo, claro), así que, de repente, ante la aparición de la Tardis, se le encendió una lucecita, si Dexter iba a ser un prófugo de la justicia viajando “hasta el infinito y más allá”, debería desaparecer con él esa prueba que, sin duda, lo inculpaba tanto como al del hielo, por si acaso algún día tuviera Dexter que volver a enfrentarse a los tribunales de justicia; y, ni corto ni perezoso, introdujo la mano en la Tardis.





Aquí es donde da comienzo una de las mayores confusiones en la historia de los culebrones, en la que interviene directamente el enamoradizo capitán Jack Harkness, ¿le recuerdan?, el inmortal y omnisexual director de Torchwood. Jack, en uno de sus encuentros con el Doctor, cuando ya éste es acompañado por Dexter, curioseando por ahí, descubre la existencia de la famosa mano del asesino del hielo; pero él, que no conoce esa historia para nada, cree que se trata de una mutación de la otra famosa mano, la del Doctor, que suele llevar con él en la Tardis cuando no es que la tiene el propio Harkness en su cuartel de Torchwood, allá por Cardif, UK. Lo primero que llama la atención de Jack es el colorido de las uñas, sí, le sorprende muy gratamente y piensa cómo no se le ocurrió a él antes hacerse tan estupenda manicura, pero recapacita y es entonces cuando comienzan sus auténticos desvaríos al sospechar que se trata de una mutación de la mano del décimo Doctor. En fin, sea cual fuere el origen de esa mano, debía ser estudiada de inmediato por la agencia Torchwood, así que, sin pensarlo dos veces, la sustrae de la Tardis sin que nadie se aperciba de ello.

Una vez en Torchwood la cosa se complica. A estos valientes agentes, tan acostumbrados a devolver la vida a cuanto moribundo se les ponga por delante y a reparar cualquier parte o miembro de todo cuerpo, humano o no, se les presenta un caso en el que a una alienígena le es amputada una mano accidentalmente. Sin pérdida de tiempo, con su eficacia acostumbrada, la sacrificada y generosa agente Wen Cooper, traslada sin dilación el cuerpo de la alienígena hasta el laboratorio de Torchwood donde Owen y Toshiko (no, éstos no han resucitado, simplemente es que, por mor de los viajes en el tiempo, todavía no han muerto), como decía, Owen y Toshiko comienzan la cirugía de implante de mano. Bueno, hay un pequeño detalle que he obviado, pero no tiene demasiada importancia, la mano que la alienígena ha perdido es la derecha, mientras que la del asesino del hielo es la izquierda (¿o viceversa?), pero ustedes convendrán conmigo en que eso es una menudencia que no ha de afectar a la funcionalidad de los miembros superiores de la alienígena.

Pero no sabía ella que el mayor de sus males no era que le fuera sustituida su mano derecha por una izquierda, no, lo que menos sospechaba es que al despertar de la anestesia se encontraría junto a una enorme vaca lechera que le pasea su hermosa lengua por el rostro.


A estas alturas en que ustedes ya están familiarizados con traslados en el tiempo, apariciones y desapariciones y grietas espacio-temporales, no les sorprenderá que les cuente que la pobre alienígena, durante su operación de mano, es absorbida por una de esas grietas, de manera que, cuando la lengua de la vaca, con su cosquilleo y sus húmedas caricias la hacen despertar, es sorprendida por una voz masculina que le pide perdón por su repentina ausencia ya que ha debido ir a vaciar su vejiga con extrema urgencia después de una inesperada erección, producida no por la visión de su cuerpo desnudo (el de la alienígena) sino por el mal funcionamiento de su próstata (la de él). La alienígena, con cara de empanamiento, piensa “¿y a mí qué?”. En esto, una dulce voz femenina intenta contemporizar (si es que tal cosa es posible en estos escenarios) y dirigiéndose al de la erección, le espeta: “pero Walter, no la aturulles, ¿no ves que está despertando de la anestesia?”.
Pero, cuando llega Olivia, se toma un disgustazo fenomenal y, hecha una energúmena contra Walter, al que ya no sabe cómo coño controlar, le ordena que a la alienígena de la mano de las uñas de colores hay que devolverla de inmediato a su lugar de origen, que él no es quién para haberla traído sin su consentimiento a su laboratorio, que este desmán podría provocar una guerra entre Torchwood y Fringe; que se las apañe como pueda pero la alienígena deberá estar fuera de allí antes del mediodía.



Más sorpresas y encuentros inesperados”


Parece que a Alex Drake le está sentando bien ese viajecito que ha emprendido en compañía del Doctor y de Dexter. Alex se ha convertido en el ojito derecho de ambos, que la tratan como a una reina y compiten por otorgarle sus favores, y, después de todo, con lo buena chica que es, vamos, que no ha matado a nadie, al menos con alevosía, nada tiene que temer de Dexter.
Entusiasmada en medio de esos periplos por el ancho espacio universal, ya casi olvidada de sus compañeros y compañera, de su malhumorado jefe Hunt y yo diría que hasta de su propia hija, un buen día se tropiezan con un extravagante ser intergaláctico a quien llaman “the Master” y, como respuesta a un leve cosquilleo en su memoria, comienzan de nuevo a sobrevenirle esa especie de visiones alucinatorias o recuerdos imprecisos que la sacan de sí y la trastornan tanto.

Ese rostro..., le resulta tan familiar. Evidentemente no tenía por qué conocer a aquel histriónico personaje de malévola apariencia y peores intenciones que hostiga sin tregua al Doctor, pero su cara..., apostaría lo que fuera a que ya lo conocía de antes.

De repente, durante el sueño de una tranquila noche de un verano cualquiera, Alex se despierta sudorosa y sobresaltada... Ahora sí estaba segura, ¡segurísima!, en sueños había vuelto a ver el rostro de aquel hombre y ya no tenía ninguna duda, se trataba de Sam Tyler, el desaparecido Sam Tyler, que tantos quebraderos de cabeza le ha provocado a ella, el de la vida en Marte, que, por lo visto, cansado de tanto hombrecito verde, había decidido salir de las fronteras marcianas y se había convertido en un auténtico Time Lord y, dominado por una ambición desmedida, se había erigido en el todopoderoso “the Master”.


Estaba Alex Drake tratando de poner en orden sus pensamientos y recuerdos cuando, en una especie de antiguo gramófono perteneciente al Doctor, comienza a sonar la famosa canción de Bowie, Life on Mars
 

“Es un pequeño asunto de Dios

a la chica con el pelo de ratón,

pero su mamá está gritando NO

y su papá le ha dicho que vaya,

pero a su amigo no lo encuentra en ningún lado,

ahora ella atraviesa su sueño

hundida en el asiento con la vista más clara

y está conectada a la pantalla plateada.

Pero la película es triste y aburrida

porque ella la ha vivido diez veces o más.

Ella podría escupir en los ojos de los tontos

mientras le piden que enfoque


Navegantes peleando en la pista de baile

Oh, hombre!! mira aquellos cavernícolas danzando,

es el show más extrafalario.

Mira al abogado

pegándole al chico equivocado

Oh, hombre!! te preguntas si él sabrá

que está en el mejor show publicitario

¿Hay vida en Marte?


Estás frente a la torturada América,

aquel ratón Mickey ha crecido y es una vaca.

Ahora los obreros han dado un golpe por la fama

porque Lennon está en venta de nuevo.

Mira los ratones en millones de hordas,

desde Ibiza hasta Nortbolk Broads.

La Gran Bretaña no tiene límites

para mi madre, mi perro y los payasos.

Pero la película es triste y aburrida

porque la escribí diez veces o más.

Está a punto de ser escrita de nuevo

mientras te pido que enfoques


Navegantes peleando en la pista de baile...

...¿Hay vida en Marte?”


V. E.


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