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Este blog es de carácter lúdico, solo pretende servir de entretenimiento, de expansión, de asueto. Está creado para compartir opiniones, sugerencias, juegos y elucubraciones con aquellas personas cuya afición a las series televisivas conforma en sus vidas un mundo aparte de evasión y fantasía sin necesidad de acudir a cierto tipo de drogas que podrían ser perjudiciales para la salud. Pero, ¡ojo!, ¿quién ha dicho que esta adicción no lo sea...?

El Doctor y Amelia en un bucle

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miércoles, 6 de marzo de 2013

Ben Stone






-La imagen de la justicia-



Él es el implacable asistente en jefe del fiscal del distrito en la serie Ley y Orden original, durante sus 4 primeras temporadas, a partir del año 1990. Es quien representa al pueblo en los juicios contra los supuestos criminales.

Benjamin Stone es un personaje sencillo, coherente, defensor de la justicia, de esos que no se dejan comprar, sobornar, manipular ni nada parecido, de esos que defienden sus ideas a toda costa y dicen las cosas como las piensan, le pese a quien la pese, y no tiene inconveniente en declararse abiertamente contrario a actuaciones que considera ilícitas, ya sea que las ejecute el abogado de la parte contraria, un testigo o el juez que presida el caso pertinente.

Pero Ben Stone no es de esas personas que van por la vida imponiendo su presencia. Él no posee una imagen llamativa, él no es un hombre corpulento, él no viste con excentricidades, no hace alarde de ademanes aparentes o complicados, ni de discursos grandilocuentes ni de palabras altisonantes. Ben Stone se enfada cuando se tiene que enfadar y es compasivo cuando tiene que serlo. Se ríe poco pero sabe captar las ironías de la vida y reflejarlas en su rostro, un rostro en apariencia poco expresivo pero solo en apariencia, los que le seguimos casi a diario, capítulo tras capítulo (aunque sea repe), los que le conocemos como si asistiéramos a los juicios en los que él representa a la causa acusadora o compartiéramos con él nuestro trabajo en la oficina de la fiscalía o nos enfrentáramos a él como parte de la defensa o hiciéramos el papel de testigo, sabemos de sobra que su cara es capaz de reflejar todo el peso del drama de la vida, de lo que acontece en los tribunales de justicia, de su inmensa responsabilidad, de su total implicación, en un amplio repertorio de sutiles matices de expresión que parten de un rostro que de por sí parece poco expresivo.

Y es que el actor que lo encarna, Michael Moriarty, se mete en la piel del personaje y, sin alardes innecesarios, sin un despliegue de ademanes aprendidos o de gesticulación histriónica, sin poner en escena ningún tipo de parafernalia de esas típicas de los abogados, interpreta a un hombre cuyo trabajo y cometido es el de hacer que se cumpla la ley, que se ejecute la justicia, que los culpables vayan a la cárcel, que aquellos en cuyos actos criminales obre algún tipo de atenuante les sea reconocida, y que se aplique la ley para todos igual y que ante todo prevalezca la justicia. Porque Michael Moriarty es un actor como la copa de un pino (y por cierto, gran músico de jazz) y no necesita cargar las tintas del énfasis, no necesita reafirmarse ni hacerse notar, él es consciente de que, una vez dentro de la piel de Ben Stone, él es Ben Stone y, actuando como tal, poniéndose en su lugar, haciendo lo que el personaje haría y sintiendo lo que el personaje sentiría, no necesita más para encarnarlo y hacerlo convincente, para hacer que día tras día nos creamos al fiscal que lucha por hacer salir a flote la verdad de unos hechos y de unas motivaciones que llevaron a los acusados, a los supuestos culpables, a actuar como lo hicieron en un momento determinado de arrebato, enajenación, ira extrema, premeditación, venganza o cualquiera que hubiera sido el sentimiento o la causa que los llevó a cometer su acción criminal en el caso de ser responsables del acto cometido.

Michael Moriarty, para mí, es el contrapunto de Vincent D'Onofrio, el histriónico actor que encarna al detective de policía Robert Goren en el spin off de la misma serie titulado Criminal Intent (Acción Criminal, en España) del que ya hablé en su día en el post “Tus ademanes me suenan”. Ambos son grandes actores pero de muy diferente estilo, de muy diferente manera de hacer, de muy diferente personalidad escénica. Si Moriarty es la simplicidad, la naturalidad, D'Onofrio es justamente lo contrario, como decía el otro día en mi post, es tan sobreactuado que hace el papel de un policía que, prácticamente, parodia al policía. Si Moriarty es comedido, D'Onofrio es exagerado. Si Moriarty, en una economía de medios expresivos es capaz de reproducir un amplio abanico de sutiles matices de expresión, D'Onofrio no tiene inconveniente alguno en alardear de un variopinto y extenso número de ademanes o gestos bien patentes y llamativos. La expresión corporal de D'Onofrio raya en las técnicas del mimo, es un alarde de completa notoriedad, mientras que la de Moriarty es tan sobria, tan contenida y natural, que resulta inapreciable. El rostro de Goren parece jugar al juego de las mil caras, en un intento como de querer arrancar la confesión del criminal o la información del testigo a fuerza de confundirles, intimidarlos o avasallarlos. El rostro de Stone solo refleja la imparcialidad, la implacabilidad y el peso específico de la justicia.

Ahora bien, si analizamos un poco más a fondo al fiscal Benjamin Stone, podemos llegar a la conclusión de que es un personaje complejo, en esencia paradójico, de esos a los que a veces adoramos pero que, en ocasiones, hacen que los odiemos y nos resulten repulsivos, y es que el ejercicio de la justicia, la aplicación de la ley, la mayoría de las veces se presta a crear pequeños o grandes dilemas, conflictos internos, tensiones inevitables bajo cuyos efectos resulta tarea más que difícil llegar a definirse, llegar a tomar partido y nos reta a ponernos bajo la piel de un miembro de un jurado y sentirnos hechos un mar de dudas, un campo de batalla viviente en el que se libra el eterno conflicto entre declarar culpable o inocente.

Y es que Stone en ocasiones parece ser invadido por ese sentimiento de conmiseración, de compasión que, en mayor o menor grado tenemos todos, mientras que, en otras podemos masticar el halo de su implacable sentido de la justicia al punto que llega a parecernos desde cruel hasta faccioso o, como poco, prejuicioso. Si unas veces consideramos a este fiscal como el auténtico representante imparcial de la justicia, otras no podemos evitar verlo como la tendenciosa imagen de un hombre que alberga ideas o sentimientos discriminatorios o partidistas.


En definitiva creo que Ben Stone es un personaje muy completo, que tiene un gran peso específico en esta serie en su versión original, en la parte en la que se administra la justicia, después de que el equipo de la policía liderado por el detective Mike Logan haya cumplido con su cometido. Stone no aburre, a pesar, como decía, de ser un personaje comedido, sencillo y sobrio, porque está bien elaborado, desde la profundidad, desde la toma de conciencia, desde la complejidad de cualquier persona de la vida real y muy bien defendido por el actor Moriarty. Stone no es el típico protagonista, medio héroe, medio tarado, que reúne una serie de características estereotipadas de las que hacer despliegue en cada capítulo como si lo importante fuera el lucimiento del personaje mientras que la trama o argumentación solo sirviera de pretexto para su intervención, no, muy al contrario, Ben Stone es un personaje al servicio de la problemática o el conflicto que la serie, con mucha sabiduría y sobriedad, nos presenta a lo largo de sus temporadas en unos episodios basados en tramas policiales y judiciales que, si bien son ficticias, son asimismo fiel reflejo de una realidad que corresponde a una ciudadanía y a un ambiente que se vive (o vivía en esos años) en las calles de Nueva York.


V. E.


1 comentario:

  1. Es simplemente placentero poder leer esta nota tan completa y tan hermosamente escrita, no...creada... Justo buscaba algo de información del personaje pues no lo recordaba ya que era yo muy pequeña en esos tiempos y para cuando comencé a ver esas series ya pasaban solo Criminal Intent. Pero ahora, con el pasar de los años me eh vuelto adicta a las series de Wolf, tanto que me eh vuelto fanática de UVE, y el ahora cuarteto Chicago (Fire, MED, PD y Justice).

    Solo quería dejar un comentario por que es una pena no dejar una buena felicitación a tan bella redacción.

    Muchas gracias....

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